En el salvaje mundo empresarial, la historia de David contra Goliat no siempre se desarrolla como podrías esperar.
En el año 2008, Future Enterprises, una empresa con sede en Singapur, inició el registro de la marca MacCoffee en el ámbito de la Unión Europea para sus productos con café.
Lo que parecía un mero trámite se vio interrumpido cuando chocó de frente con una omnipresente y poderosa multinacional: McDonald’s.
El gigante indiscutible en el universo de la comida rápida.
¿El motivo?
El prefijo Mac-.
Con esta coincidencia, la confrontación fue inevitable.
McDonald’s impugnó la solicitud de registro de MacCoffee, argumentando una alarmante similitud con sus propias marcas previamente registradas, todas ellas caracterizadas por los distintivos prefijos Mc- o Mac-.
Pese a las advertencias iniciales, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, en un primer momento, concedió la aprobación para el registro de MacCoffee, dando un hilo de esperanza a la compañía singapurense.
Sin embargo, como suele ser habitual con las grandes empresas (y más, cuando tienen en su poder marcas registradas) esto no terminó aquí.
La impugnación de McDonald’s desencadenó una revisión minuciosa del caso.
Se analizaron todos los factores.
Y tras este estudio, se acabó imponiendo la fuerza de la marca registrada, quedando anulado el registro previo de la marca MacCoffee.
¿Cuál fue razón de esta contundente decisión?
La marca McDonald’s tenía protegidas todas sus marcas y, además, había construido una reputación extendida y arraigada, lo que generaba el riesgo palpable de inducir a confusión en el público y proporcionar una ventaja desleal a Future Enterprises, al aprovechar la notoriedad de la multinacional de comida rápida.
Este desenlace, sin duda, revela la obligación de proteger tu marca.
Porque es un procedimiento que, por una vez, no solo está al alcance de las compañías más grandes, sino que cualquier pyme o startup lo puede realizar a un coste asumible.
El reconocimiento y la exclusividad otorga el registro de tu marca no solo blinda los intereses comerciales de una empresa, sino que constituye un muro infranqueable contra posibles intentos de copia, garantizando tus productos y servicios.